31.8.05

cont.

...y los miércoles (hoy) a la noche, clase de teatro, en medio de una improvisación le grito a un compañero que no me lo cojo por el orto porque tiene el colon irritable...

definitivamente: los miércoles, para mí, día raro.

Miércoles raros.

Los miércoles son días en los que no suelo tener que trabajar. Qué raros son estos días. No me quejo, por favor, que nadie entienda eso, está buenísimo no tener que yugarla todas las santas jornadas de la semana laboral, te da la sensación (falsa, claro) de que uno no está completamente inserto en el mercado, de que en cualquier momento podés aprovechar un día como estos para escaparte por la tangente. Pero son raros: me levanto tarde - como cuando tenía diez años menos-, fumo porro al mediodía - como cuando tenía siete días menos-, -leo el diario de pe a pa -como si fuera domingo-, veo tele al mediodía -como si fuera un desocupado-, escucho discos que me bajé de interné, uno tras otro, y sigo bajando -como si fuera un nerd-, bailo en boxers por living -como si fuera un loquito-, quedo en modo "A Prueba de Fallos" para el resto del día, doy vueltas por la casa intentando encontrar qué hacer para matar el tiempo, me doy cuenta de que en realidad tengo un montón de cosas pendientes para hacer, pero de algún modo todas se suman en mi cabeza y el resultado da, inevitablemente, cero. Por ejemplo: tengo que lavar los platos sucios de ayer, y tengo que almorzar. Almorzar es ensuciar platos limpios de hoy. Entonces: lavar platos sucios de ayer + ensuciar platos limpios de hoy = cero.

Otro razonamiento falso, claro, pero pensarlo y escribirlo sirvió para comerle un cachito de tiempo más a este miércoles raro.

30.8.05

Otro pensamiento sobre La Noche del Diez.

¿No les parece que el programa es como una gigantesca maniobra de distracción que le armó la Claudia para que el Diego no piense en tomar, aunque sea por esas dos horas?

Un pensamiento sobre el programa de Maradona (aunque da para tanto más)

¿No les parece que el programa del Diego funciona un poco como una representación en 3-D de su cabeza?

28.8.05

Lisandro espera.

Lisandro sabía qué esperar, pero no sabía dónde ni cuándo. Momento, sabía dónde, pero no estaba seguro del momento en que tenía que empezar a esperar lo que sabía que tenía que esperar. Esperaba que algo o alguien le diera una señal, un aviso, algún tipo de comunicación que funcionara como campana de largada para su espera, pero ningún signo del conjunto de signos que hacían mella en su aparato perceptivo por esas épocas podía decodificarse en mandato de arranque para el aguardar. Así que Lisandro esperaba, esperaba empezar a esperar. Y la espera del empezar a esperar por momentos se le confundía con la espera en sí, esa que estaba esperando, la espera por eso que sabía que tenía que esperar. Pero cuando le pasaba algo así, Lisandro simplemente esperaba que se le pasara, para seguir esperando el momento en que todas las coordenadas del mundo se conjugaran en un punto inicial de la espera que esperaba empezar a corporizar.

Pero ocurrió algo que Lisandro no esperaba: la espera que esperaba asumir lo estaba esperando a él en otra parte. Y lo esperó y esperó y esperó, hasta que se cansó de esperar y se fue a esperar algún transporte público que la devolviera a su hogar. Y esperó un rato y llegó un colectivo, y se subió y pagó el boleto y se sentó en la última fila, en el último asiento de la derecha, pegado a la ventana y al calor pastoso del motor en marcha.

Un sacudón del bondi le hizo abrir los ojos. Lisandro miró hacia la derecha, y vio que en el asiento pegado a la ventana una chica le sonreía con dientes inexplicablemente blancos. Pensó en acercarse y hablarle, pero en el último segundo decidió esperar a ver qué pasaba. La chica lo miró fijo durante varios minutos, se levantó bruscamente y tocó el timbre, apretándolo hasta casi ahogarlo contra el caño. El colectivo clavó los frenos, se abrió la puerta de atrás y la chica bajó corriendo. Lisandro esperó a que el colectivo arrancara y se alejara de ella para correrse hasta su asiento y pegar el culo contra el calor pastoso del motor en marcha. Y ahí sentadito, de pronto le pasó que ya no tuvo dudas: estaba esperando su parada.

23.8.05

La reputa madre que lo remil parió

Iba para la clase de percusión. Hablo con Ale. Me cuenta que se murió Toto. Al principio pienso que habla de un gato que tenía él y que se llamaba Totó. Me aclara: no es Totó, es Toto, Gastón Vello, compañero nuestro de la escuela de cine. No lo podía creer. Hacía un par de años que no lo veía. Un tipo de esos que son más grandotes que la vida. Un vikingo rubio pero tano, gordito simpatiquísimo, borrachón, drogueta, gracioso, solidario, asador, buen chabón. Siempre rumiando ese vozarrón de Tom Waits de San Telmo, siempre fumando un pucho tras otro tras otro tras otro, siempre abriendo esa sonrisa de dientes amarillos ligeramente separados entre sí, alzándose cada uno con el orgullo molar de un mamífero hipercarnívoro, hipersediento. Con melena de barrio impenetrable o con el pelo cortadito, de una prolijidad que apenas se sostenía.

Un recuerdo que tengo para mí es cuando fuimos a deglutir pepitas al campo de Vulqui con él y algunos amigos más. De noche, con la locura cartonera a todo culo encima, estaba el Toto tirado en el pasto casi como dios lo trajo para acá, gritando "quieroooo vinooooo", "quieroooo vinoooo", "quieeeeeeeerooooooooo viiiiiiinooooooo" con los tres o cuatro pulmones que tenía, cagándose de la risa, patinando una gola de cavernas de luz roja y fiesta permanente. Y aunque a alguien le suene pelotudo (no me importa), pocas veces fui testigo de semejante acto de vida, semejante potencia de deseo, semejante limado haciéndonos llorar carcajadas, semejante poema popular en carne de chabón grosso. Toto era grosso.

Te las tomaste, ahora. Seguro fuiste a hacer quilombo a algún lugar de permanente joda loca. Por favor (aunque no hace falta la aclaración), reventala por todos nosotros.

Un abrazo, Toto.

20.8.05

Duda otra.

Si Eva nació de una costilla de Adán... ¿Nació Piggie de una costillita de cerdo?

19.8.05

seguimos con el tema del post previo.

¿Les preguntarán a los hijos de parejas gay si quieren más a su papá o a su papá?

¿O a su mamá o a su mamá?

disyuntiva linda, linda

Hoy surgió en el trabajo una discusión sumamente interesante: Si uno fuera hijo/a de una pareja homosexual...
¿Preferiría tener dos madres o dos padres?

Dos madres suena a pesadillesca sobreprotección culpógena. Dos padres a tormentosa incapacidad afectiva hereditaria.

¿Qué querés más? ¿Dos papás o dos mamás?

¡Pero qué linda disyuntiva!

17.8.05

Duda.

¿Un "homónimo" es alguien que se llama como yo y además se la come?

15.8.05

Fin de semana.

Vengo de un fin de semana en Miramar con Flor.

Estuvo buenísimo.

Fumamos. Escuchamos música. Comimos. Miramos tele. Intimamos. Todas cosas que podríamos haber hecho acá, en Buenos Aires, pero las hicimos allá.

Por eso estuvo buenísimo.

10.8.05

Omata Omuere ha muerto. Viva Omata Omuere.

Jugamos el último partido del campeonato. Último para nosotros, que nos eliminaron. Pensé en escribir algo al respecto, pero el Noso, mentor, gestor y jugador del equipo, lo hizo antes y mejor. Aquí están sus palabras:

"El sábado pasado era el partido que había que ganar, para no quedareliminados.Y lo que pasó con respecto a la convocatoria, fuimos constantes como a lolargo del campeonato; siempre sufriendo.Eramos 6.Ellos 9.Pero contrariamente a un equipo que viene cayendo, fue el único partidodonde se recuperó la garra, y los que más saben jugar al futbol, lodemostraron.De todas maneras fue tarde, no alcanzó para frenar la ofensiva contraria, seaguantó con mucho huevo, con mente fría, y hasta les provocamos contrataquesen los que convertimos 1 gol y casi les hacemos 2 más.Los equipos que aguardaban para jugar, al costado de la cancha, hinchabanpor nuestra resistencia heroica.Perdimos 5 a 1, pero esa diferencia de gol no marca para nada laequivalencia en la cancha.Esto sirvió para demostrar que los que confiaban en el equipo, que fueron todos, no estaban equivocados, el equipo sigue teniendo potencial, y vamos aesperar hasta el año que viene, para dar revancha.Quizá con otro nombre, con otros colores, y con otras estrategias, pero conlos mismos hombres y con la misma convicción.Un abrazo, el Noso."

Nada más que agregar. Lo leo y me emociona. Sólo puedo decir que se vayan preparando nuestros rivales del año que viene. Volveremos y seremos millones.

(¿O nos convertirán millones de... No, mejor ni pensarlo).

4.8.05

Reestructuraciones II.

Sigo pensando en esto. La parte de mover muebles es fácil (aunque siempre hay peligro de hernia). La parte de comprarlos es más difícil, porque involucra dos sub-partes: moverse hacia un comercio y adquirir el bien en cuestión. Sé que existen vías para comprar muebles a través de la red, con clicks varios e ingresos de datos y espera y timbrazo y bajás a buscar el mueble y todo parece mágico pero es real.

Pero creo que nunca, nunca, me voy a animar a comprar un mueble por internet. Es como tener una cita a ciegas, sólo que peor: gastás bastante más plata y si te clavás con el mamotreto, no hay vuelta atrás. Porque, seamos sinceros, ¿alguien confía plenamente en esas fotitos de mercadoderematelibre.com?

Yo no.

Reestructuraciones.

Quiero reestructurar todo mi living. Correr el sommier hacia la ventana. Poner el televisor en el dormitorio. Poner la computadora pegada al sommier, sobre una mesa de esas que se llaman "de computación", o "para PC". Sacar la tabla con dos caballetes que ahora sostiene televisor y computadora. Comprar de una vez una mesa redonda para el comedor. Mandar a hacer de una vez la biblioteca (que la hagan de una, enterita). Poner la mesa ratona frente al sommier. Comprar o un sillón o unos puffs o algún otro culo-sostén para colocar frente a la mesa ratona, en la pared opuesta al sommier, donde ahora está la tabla con caballetes que va a volar. Recablear conexiones varias. Fumar. Comer. Ir al baño. Relajarme.

¿Por dónde empiezo?

¿Cómo empiezo?

1.8.05

Ayer cené con mi amigo Vulqui, a la que se le murió la tía en un accidente de autos el fin de semana. Estaba muy triste, pero la visita de amigos le levantó el ánimo. Y, después de meses de mugre absoluta, llevó a lavar su auto, "bolita".

Qué jodidamente arbitrario es todo, ¿no?

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