18.11.05

más salidas de emergencia

más salidas de emergencia, más salidas de emergencia
te pido te pido te exijo
más salidas de emergencia
que tus sueños paguen
más salidas de emergencia
que cuando vos las necesites tengas
más salidas de emergencia
más salidas de emergencia
para poder escaparte como el cagón
que sos.

17.11.05

Otro cuentito con Berto

Berto se está a punto de meter a la bañadera a darse un baño de inmersión, cuando se acuerda de que casi no le queda ropa limpia con la que volver a salir al mundo. Se acuerda que dejó la ropa en la lavandería oriental que está en la misma cuadra que su edificio, y se acuerda también que si llama se la traen. Busca el papel pegado en la heladera -después de perder el teléfono de la lavandería tres o cuatro veces, decidió pegarlo con cinta scotch a la puerta más chica de las dos que trae- marca el teléfono y arregla el asunto.

Suena el timbre del portero tres minutos después. Berto piensa que los orientales son más rápidos que los occidentales. Atiende el portero y escucha algo que suena como: "lavvadería". Lo activa y espera a que el hombre suba los dos pisos. Espera y espera pero el timbre no suena. Supone entonces que el hombre ya llegó, pero que por alguna cuestión vinculada con su sabiduría oriental prefiere no hacer ruido con el timbre, y dejarse sentir con la fuerza espiritual de su presencia atravesando pisos y paredes. Berto se acerca a la puerta a ver si siente la fuerza, y de pronto se da cuenta de que está en remera pero desnudo de la cintura para abajo. Corre al dormitorio, se pone un pantalón corto blanco con unas inscripciones orientales bordadas con hilo amarillo y vuelve a la puerta. La abre y efectivamente, parado ahí en serenidad plena está el señor de la "lavvadería". Recibe la ropa, paga, y una idea como de agua cae y hace chispas ultraveloces en el aceite frito que es su mente: preguntarle al oriental.

Preguntarle qué dice en el pantalón.

Y Berto pregunta: "¿Estos son caracteres chinos?"

Y enseguida se da cuenta de que asumió que el oriental era chino, sin saberlo fehacientemente.

"Iván y Alfo".

El oriental-chino responde que los caracteres chinos en hilo amarillo en los bolsillos dicen: "Iván y Alfo".

Berto por lo menos entiende que el oriental-chino dice que dicen "Iván y Alfo".
Y el oriental-chino se va, y Berto vuelve al baño.

"Otra posible iluminación que se trunca", piensa Berto, mientras se hunde cada vez más en el agua.

15.11.05

Nutrición.

Alguna vez un nutricionista me dijo que lo rico de los alimentos residía en sus grasas y azúcares.

Yo ahora tengo que empezar a abandonar los alimentos con alto contenido de grasas y azúcares. Es decir, tengo que empezar a abandonar lo rico de los alimentos. Resignar una de las principales fuentes de placer que hay. Tengo que empezar a comer con un objetivo práctico, la nutrición, y dejar de lado lo pragmáticamente inútil, el disfrute de la comida.

Empezar a comer con el solo objetivo de la nutrición... ¿No es demasiado parecido a cargar la batería de una máquina?

¿Tengo que transformarme en una máquina?

¿Será por eso que los deportistas profesionales parecen artefactos diseñados artificialmente?

Pensamientos que escribo para evitar tentarme con las facturas que descansan en una mesa a mis espaldas...

14.11.05

Cuento cortísimo.

Berto se metió en la bañadera llena de agua con una sola idea:
no salir hasta convertirse en una rosadita pasa de uva.

11.11.05

De vuelta.

Hace un tiempo que no escribo nada en este medio. Eso me hace sentir un poco mal, pero hay cosas peores. Por ejemplo: esa bendita colonoscopía que me tuve que hacer me descubrió algo que se llama "pólipo"; como suena a "lollypop" puede parecer una cosa simpática, pero les aseguro que no lo es. Resulta que esa suerte de malformación implantada en el colon puede llegar a degenerar, si no se la encuentra a tiempo, en esa condición que tiene el mismo nombre que un signo del zodíaco que va de fines de junio a fines de julio (cómo me cuesta esa palabrita, decirla y hasta escribirla, mierda). Y como me la encontraron a tiempo, la eliminaron y chau peligro, por ahora. Porque dentro de un año tengo que hacerme nuevamente el estudio: no es como la varicela, que pinta una vez y entonces no más. No no no. Todo lo contrario. Pinta una vez y así te avisa que si la echás puede volver, no que seguro va a volver, pero que si quiere puede, si le pinta vuelve, la muy maldita... En verdad, debería estar contento por el hecho de que me lo hayan encontrado a tiempo, y créanme que lo estoy, pero haber atravesado la experiencia de un médico que, mirando la biopsia con ojos glácidos y luego mirándome a mí con esos mismos ojos carentes de sustancia me dice: "tuviste suerte... en dos años esto era un cáncer" (¡ahistá, te lo dije y no te lo mandé a decir!) no es nada que impulse demasiado el contento. Además, es cuestión de genes, uno está sometido a la irracional tómbola de los cromosomas alterados sin que haya casi nada que se pueda hacer para meter mano y tratar de parar la ruleta. Está bien, más ejercicio, alimentos más sanos, bla bla bla, eso siempre va a ayudar, supongo, pero ni aún así estás 100% cubierto. Y si el año que viene sale todo bien, en tres años más habrá otro, y así hasta que la palme, y entonces cualquier estudio se volverá redundante. Genial: una nueva actividad que se me suma, la de recibir por culo una sonda con frecuencia trienal.

¿Les gusta cuando la gente se pone visceral? Acá tienen.

2.11.05

Que objetos de mierda

pueden ser los celulares, que nos traen problemas de maneras insospechadas. Y que pelotudo puede ser uno, que los agranda eligiendo las palabras equivocadas.

A vos, sí, a vos, una vez más, perdón por lo que creí que era una mentirita blanca y terminó siendo una mentira marrón caca.

¿O será que todas las mentiras tienen ese color?

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