17.6.05

Queja.

El vecino de al lado se queja de la altura volumétrica a la que llevo la música, de mi ejecución de guitarra y canto (efectivamente, a veces suena a asesinato) después de las doce de la noche. Se queja al portero, se queja al guardia de seguridad, se queja al admnistrador, se me queja (dos veces lo hizo), se le queja a la mujer (si tiene), se le queja al psicólogo (sí necesita).

Yo creo que detrás de esa queja hay otra cosa. Hay angustia, hay envidia, hay infelicidad, hay dolor. Pobre muchacho. Me da pena. Y qué mejor manera de mitigar su sufrimiento que regalarle un poco de...

¡Música!

Si me aparezco con un ojo morado y el labio partido, ya saben quién me colocó luego de cantarle una canción a los gritos pegado a la puerta de su depto. En los albores del siglo XXI, estamos cada vez más intolerantes. En fin.

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